JUEGO DE TRONOS vs TELENOVELAS TURCAS

trono sofá

Hace escasos días se ha estrenado la esperada y última temporada de la aclamada serie de ficción (o no tanto, depende por donde se mire) de «JUEGO DE TRONOS», tras una larga espera y gran expectación de muchos meses.

Una franca lucha sin cuartel por el poder, donde todo está permitido, es la base de su éxito. Es decir, todo un clásico. Eso y unos buenos guiones, unas creíbles historias y una soberbia puesta en escena por parte de un gran elenco de directores y de buenos actores. La gran diferencia con nuestro tiempo es que allí el aparentar, el quedar bien y el ser políticamente correcto no es necesario. Simplemente es.

Crueldad, asesinatos, sexo, corrupción, ambición, traición, celos, venganza, envidia, sadismo… todo es válido y habitual allí, y sacude nuestras conciencias timoratas desde la comodidad de nuestro trono en forma de exclusivo y mullido sofá.

Ahora, en nuestros tiempos, nos va más la marcha al estilo más propio de «HOUSE OF CARDS», donde la eliminación física de la otra parte está mal vista, y, además, mancha los suelos. Preferimos más la higiene visual y el buen olor del engaño, del chantaje y la humillación que el filo de la espada, los cuerpos sin cabeza y la sangre a malsava.

No obstante, en uno caso como en el otro, no existe la piedad.

Discutiendo y comentando con buenos amigos el contenido del primer capítulo de la nueva temporada de la serie basada en el best-seller de George R. R. Martin, «CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO», me sorprendió, y mucho, que a uno de ellos no le gustaba nada.

Tras esta inesperada afirmación, el tiempo se detuvo un instante entre el resto de los presentes, yo el primero. No importaba ya ni el día de perros de este Viernes Santo pasado, ni las inminentes elecciones, ni otro asunto, por muy sesudo o interesante que fuera.

Ya se sabe que el factor sorpresa es un golpe de efecto brutal cuando alguien nada a contracorriente y llega sin ser visto.

Y sin poder reaccionar aún de ese profundo trompazo, llegó la puntilla más certera, esa réplica cuya fuerza supera a la del seísmo principal. Es uno de esos momentos donde la afamada Ley de Murphy se pone especialmente chula:  todo lo malo puede ir a peor.

– A mí lo que realmente me gusta y nos te tiene enganchados en casa, son las telenovelas turcas.

Así, tal cual, sin vacilaciones y sin vaselina, hasta el fondo.

No teniendo más opción que aceptar su punto de vista y sus gustos más bien chonis, entre otra cosas porque muchos de allí no teníamos ni pajotera idea de que existían tales telenovelas, la existencia de tal aseveración nos traslada a la realidad de una sociedad realmente multicolor en la que todo es trasladable, y, a la vez, respetable.

Un mundo amante y ferviente seguidor de la telebasura, del mundillo del corazón, muy cotilla y en gran medida morboso. Y también numeroso.

Y todos, pensemos lo que pensemos y vengamos de donde vengamos, a partir de los dieciocho años, tenemos derecho a un voto paritario, lo cual dicho así, suena hasta mal, pero no deja de ser un hecho incuestionable.

Así, de esta forma, los políticos en plena campaña manejan los diferentes nichos de electores dependiendo de su perfil, especialmente los de caladero fácil y numeroso, porque al final tiene el mismo valor el voto de un doctor en ciencias políticas que el de un ama de casa que vota a un candidato por guapo. O viceversa, si nos referimos a una doctora y a un amo de casa. Porque al final «tanto monta como monta tanto»

cafés para todos
Ya pasó la época de «café para todos». Para gustos están los sabores.

La política se ha vuelto como el café: hay para todos los gustos.

Ahora las opciones para tomar son de todo tipo, gama, sabor y color. Tenemos las versiones clásicas: puras y fuertes, pero mejor presentadas. Luego pasamos a otras opciones similares, pero más descafeinadas y más actuales. También está la oferta de esas variedades regionales, con texturas radicales y rompedoras. E incluso podemos ahora disfrutar de ediciones especiales, que siendo una verdadera incógnita, intentan sorprendernos, especialmente a todos aquellos que están hartos de tragar siempre lo mismo y les gusta probar cosas nuevas, porque nada les termina por convencer del todo.

 

Nuestra democracia se basa en la simpleza del voto único, y es ahí, donde van a hincarse las garras de los mercaderes de sueños y de todas esas promesas que, a sabiendas, no se pueden cumplir.

Nos intentan vender su mercancía como la fruta más hermosa y saludable de todos los puestos del mercado, esa que entra por los ojos, bien limpia y mejor encerada, pero que, si la probamos, no sabe a nada. Pero ni esa ni la otra del puesto de al lado.

Dicen todo aquello que queremos escuchar porque juegan con nuestros deseos, necesidades y miedos humanos, y si no los hay, los crean y viven de ellos.

Ya lo decía en gran cómico y satírico Groucho Marx:

– La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.

Porque lo veas o no, tal como le ocurre a mis buenos amigos, ellos siguen prefiriendo la sencillez de un buen y tórrido romance de unos sujetos otomanos, a la grandiosidad de una serie basada en un trabajo concienzudo y bien hecho durante años. Como en la política misma o en el café nuestro de cada día.

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CAPERUCITA ROJA vs CAPERUCITA AZUL

caperucita roja

Hace pocos días, la dirección de una escuela de primaria de Cataluña, ha decidido retirar de su fondo bibliotecario un 30% de títulos y cuentos infantiles por considerarlos «sexistas»

Así, de este modo, títulos tan entrañables como la «Bella Durmiente» y «Caperucita Roja» han desaparecido de sus estantes.

Falta por saber, que todo pudiera ser en estos nuevos tiempos que corren, si terminarán por arder en una pira digital bajo la atenta supervisión de esos nuevos inquisidores de lo estúpido y de lo notorio.

Para algunos insensatos, todo es válido con tal de eliminar cualquier vestigio del pasado, del tipo que sea y con la forma que tenga, que no fomente la igualdad entre géneros. Incluso sin el menor temor en caer en el más espantoso de los ridículos, como en aquel caso reciente del movimiento navarro contra el maltrato animal exclusivamente hembra.  

Todos aquellos que leen más allá del «Marca», saben que los cuentos clásicos buscaban esencialmente tener un sentido moralizante, satírico o crítico en épocas realmente difíciles para la lírica. Y, sobre todo, para la vida.

En el caso de «Caperucita Roja», Perrault allá por el siglo XVI, cuando adaptó a la palabra escrita este cuento de origen popular y tradición oral, intentaba prevenir y advertir a las niñas y jóvenes de los peligros de acercarse a los desconocidos. El final de entonces era que el lobo se comía a Caperucita y punto. Bien duro, pero cierto como la existencia misma en aquel tiempo de andares peligrosos en soledad y a oscuras por los cuatro costados.

caperucita roja en el bosque
Imagen clásica de Caperucita Roja caminando por el bosque hacia la casa de su abuela.

Más tarde, los hermanos Grimm pusieron el negociete en marcha. Dulcificaron el término de la obra, y entonces el malvado y perverso lobo recibía su merecido. Un acabose este, sea la verdad dicha, que siempre me pareció muy forzado y precipitado, como el de esa buena película que se la termina cargando un mal desenlace. Pero aquí el objetivo ya era otro: buscar ese final feliz y justiciero que todos siempre esperamos ver y experimentar en nuestro interior. Es más vendible.

De forma mucho más tardía, aquí en casa y durante el franquismo, hubo una versión de «Caperucita Roja» que se transformaba en «Caperucita Azul» por el mágico y sorprendente toque de un hada del «Movimiento». No digo más…

… Porque no encuentro ni palabras, ni atajos, ni medios,… O como diría mi hija: «me faltan emoticonos»

Hoy incluso, en un país tan avanzado y contradictorio como son los Estados Unidos de América, el cuento de «Caperucita» está vetado en algunos colegios por entender que incita al consumo del alcohol. La causa: transportar dentro de la cesta que lleva a su abuelita una botella de vino.

Por lo visto, tampoco tenemos aquí la patente de la idiotez. Al menos es un consuelo tonto exclusivo para tontos, pero un consuelo a fin de cuentas. Aquí, el problema no es la calidad de los tontos, sino de su cantidad. Todo un reto estadístico al que le falta una buena gráfica.

Eso sí, a los del otro lado del charco, el hecho de tener la posibilidad de comprar un fusil a los 18 años de edad y de poder liarla bien parda les parece más protector y lógico que no permitir el consumo legal de alcohol hasta llegar a los 21.

Hoy no sería nada raro que alguien presentará ahora una nueva versión del manido cuento. Practicar política correcta creo que le llaman ahora.

En ella, Caperucita podría ser una instagrammer de moda, la Abuelita una apasionada animalista, el señor Cazador un recién salido del armario, y, finalmente, el Lobo Feroz, un fervoroso vegano.

Sí, como en aquella película animada de «Buscando a Nemo», en la que aparecían aquellos simpáticos tiburones rehabilitados, que a pesar de toda esa capa de barniz de civismo y de buena gente, finalmente a uno de ellos, le traicionaba la fuerza indómita e innegable de su propia naturaleza.

Todo esto puede estar hasta bien, y para gusto están los colores, pero también hay que saber aceptar y probar otros sabores, te gusten o no.

El verdadero problema está cuando alejamos a nuestros hijos, sobrinos y nietos de la vida real. Un exceso de protección y de tutelaje parental y social mal entendido que nada tiene que ver con un entorno agresivo y competitivo.

Guarecerlos dentro de una débil burbuja imaginaría, transparente y frágil, nos es desde luego la mejor idea, porque, tarde o temprano, estallará en mil pedazos y no estarán para nada listos. Futura carne de cañón para sicólogos, nuevas enfermedades y para las filas del paro. Estamos fomentando la mala educación.

Estos buenos deseos no hacen personas mejor preparadas y más felices en el futuro. Su efecto perverso es más bien todo lo contrario. Porque en esta época de los FALSOS PREMIOS, nunca se valora lo que no cuesta sacrificio. ¿Cuántas veces hemos visto, de forma creciente, que se haga lo que se haga y se diga lo que se diga, al final consiguen salirse con la suya?

Adaptar y edulcorar la vida sirve para bien poco, porque la cruda realidad te espera pacientemente, bien agazapada, durante cualquier parte del trayecto de tu andar existencial.

Con el «PROHIBIDO ASUSTAR A LOS NIÑOS» y «ATENCIÓN: NO CASTIGAR, NO TRAUMATIZAR», evitamos que aquellos se enfrenten con posibilidades de éxito a la vida en mayúsculas. Y cada vez más a unas edades y estaturas mucho más allá de lo normal. Y cuanto más grueso es el tronco y más fuertes sean las raíces que lo sustentan, mucho peor para el futuro inmediato.

Alejarlos de un mundo donde existe, para bien o para mal, el conflicto, la decepción, el dolor y el llanto, es privarlos de ese aprendizaje continuo que es cometer errores y sufrir sus propios fracasos. Y de paso, les quitamos el sabor maravilloso de valorar el éxito personal tras el esfuerzo.

Igual que ha ocurrido con nuestro viejo cuento de «Caperucita Roja» en su constante devenir, también la vida ha cambiado de muda, quizá más en la superficie que en el fondo, pero es una realidad que ha llegado para quedarse.

caperucita friki
Nuevos tiempos y nuevos papeles que interpretar para todos.

Tal vez, a fin de cuentas, lo mejor es ser conscientes de que todo está cambiando de nuevo. Porque, incluso, nuestro cuento tiene ya una nueva versión, el de «Caperucita Feroz», siendo el Lobo precisamente el menos peligroso de todos los personajes.

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AL VOTANTE MEDIO NO HAY QUIEN LE ESCRIBA

elecciones

Dentro de escasas semanas, todos los españoles mayores de 18 años están convocados a ejercer su derecho a voto en diversos comicios electorales, seguramente los más interesantes de los últimos tiempos. ¿Te los vas a perder?

El abanico de la oferta es amplia, diversa y variopinta, y los problemas, reales e inventados, también.

Con esa gran ventaja que da la distancia de ver los toros desde la barrera, hoy mismo se podía leer, en sendos tuits de personas que nos conocen bien, el cómo nos ven otros en conjunto desde fuera:

«Si me lo permite, el problema de España es tener muy pocos problemas reales. Soy colombiano, he vivido en España en dos periodos (2010-2011, 2017-2018) y pienso que a los españoles les encanta inventarse nuevos dramas y problemas»

«Es que hablan de crisis y problemas que, para nuestra concepción latinoamericana, no llegar a mover el amperímetro. Tuve la misma sensación de cuando estudié allá»

Nuestros políticos, en su arte medido y asesorado de mentir o, en todo caso, siendo amables, de decir medias verdades, juegan y viven de la manipulación y de la polémica constantes. Conciben y crean problemas. Y ponen el foco en todo aquello que hace mucho ruido, pero que en realidad da pocas nueces. Y las que da, se las reparten entre cuatro listillos.

el arte de mentir
El arte de mentir: una forma de vida y de manipulación de la verdad muy corriente.

Cuando en la sociedad se confunde SER SINVERGÜENZA CON SER ESPABILADO, todo es posible que vaya siempre a peor.

Como afirmaba el una vez considerado durante mucho tiempo un político de primera clase y ejemplar, el «Molt Honorable Ex-president de la Generalitat de Catalunya, el senyor Jordi Pujol», el peligro está siempre detrás de esa descarada advertencia y amenaza de «menejar les branques». Así que chitón para todos y a despistar al personal con lo que sea, que para eso tienen medios inmensos para tirar con pólvora ajena.

Así, el debate político se nutre de polémicas que, en el fondo, les importa a cuatro mal contados. Porque seamos sinceros, son problemas que no afectan en lo más mínimo a la vida real – aquella que dura los 365 días de todo un año – a la inmensa mayoría de los españoles.

¿Quién mueve y mantiene al país en su conjunto? ¿Quién paga la factura todos los meses? ¿Quién mantiene la música en vivo mientras el barco se mantiene a flote a duras penas, por muy torpe que sea el capitán al mando?

¿Los ricos? ¿Los pobres? Si alguien pone el foco en ellos, se lo tendría que hacer mirar.

Es ese señor o señora de clase media que tiene que madrugar todos los días laborales para ir a trabajar, a menudo recorriendo importantes distancias, que le cuesta llegar a fin de mes, que paga sus impuestos y que sufre de estrés porque sus problemas sí que son de verdad.

Es esa persona que, en su conjunto, no pertenece a ninguna sigla en concreto. Que no estuvo acampada en el 15M porque estaba simplemente trabajando y no de fiesta haciendo el caldo gordo a otros, del signo que sea.  Porque, mientras tanto, alguien tenía que mantener el tinglado en pie.

Es esa mujer u hombre que no se identifica con ninguna letra del movimiento LGBTI porque lo respeta, y que llegado el caso, no hace alarde ofensivo de ello, porque sencillamente es su elección personal y su condición natural.

Es ese currante que vive envenenado bajo un hongo casi permanente de contaminación en las grandes ciudades. O ese otro que subsiste cada vez más aislado y con escasos servicios en una España rural en franco declive que se muere.

Es ese individuo, de ambos sexos, que es más tolerante que la media, que respeta las normas y no ejerce la violencia de ningún tipo sobre nadie, sea de género o no. Y que no se identifica con esa gente maldita y mal nacida que siempre ha habido.

Es gente que mayoritariamente se mueve en el amplio espectro del centro político, y que en masa, tiene la decisión final en sus manos. Población de gustos sencillos y mayoritariamente tranquila, pero que empieza a estar harta de ser siempre los invitados de piedra que pagan las copas que se beben otros. Y además, con esa sensación de que además se mofan en su misma cara.

Son personas de a pie que están hasta las narices de ser el burro de carga que tiene que soportar y arrastrar las rémoras que generan todos esos «queda bien» espabilados que, con sus estupideces, crean líos donde antes no los había y que nunca tuvieron intención de buscar soluciones.

clase media
El miedo de la clase media: siempre a caballo entre los dos extremos a los que une.

En este contexto, se pueden entender los patinazos irresponsables como el Brexit, la puesta en escena de personajes como Donald Trump, Salvini, Bolsonaro… y de otros que vendrán detrás. Porque esa masa silenciosa, que ve peligrar su modo de vida y sus raíces, con razón y sin ella, se siente olvidada y ninguneada por todos. De ahí su voto de castigo, seguramente más con el corazón que con el sentido común. Pero se sienten queridos y cortejados por aquellos que, siendo lo que son y representando lo que representan, los han hecho ser visibles y valorados de nuevo.

Toda una masa de votantes, con cara y nombre, que merecen ser escuchados y tenidos en cuenta y que no forma parte de ese botín de votos que los políticos defienden como su patrimonio personal.

Queda, por lo tanto, mucho por hacer. Porque al votante medio no hay quien le escriba ni le perciba, y su papel, cada vez es más importante. Porque al final de cuentas es quien llena la hucha vacía todos los meses.

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VIVIR EN EL PRESENTE CONTINUO

Si el verdadero significado de aprender es tener la oportunidad de practicar en el momento presente todo aquello que tu pasado te ha enseñado, la inequívoca esencia de la experiencia es evitar cometer viejos errores ante nuevos problemas que, en el fondo, no son tan novedosos.

En caso contrario, de nos aplicarnos el cuento, ni en lo primero habremos aprendido ciertamente, ni en lo segundo, realmente madurado.

Tropezar siempre en la misma piedra sin el mínimo atisbo de resistencia interna, habla realmente muy poco de nosotros mismos y de nuestro soporífero paso por este mundo. Porque sin voluntad alguna de cambio ni de un puntito de rebeldía, terminaremos siendo casi tan poco que al final del camino seremos menos que nada.

Abandona tu falsa zona de confortCuando abandonas tu mal llamada zona de confort (todos llevamos dentro un poco del indolente «Homer Simpson»), no lo sueles hacer de forma voluntaria, sino de una buena patada en el trasero. Un fuerte revés en tu vida sentimental, un inesperado despido de tu trabajo fijo, un buen amigo que dejó de serlo porque no lo era tanto, un grave problema de salud… En el fondo, el nombre que le des es lo de menos, porque lo sustancial es el detonante y, más aún, el tiempo en qué te va a durar el dolor de esa patada. Porque lo que más importa de todo es tener la certeza de saber lo que vas a hacer en el hoy para evitar que suceda de nuevo. O al menos para sortear felizmente sus consecuencias. Es lo que tiene la EXPERIENCIA BIEN ENTENDIDA.

No estamos hablando de un mal físico ni de un problema emocional de por vida, sino de aprender y de acumular hoy experiencia reutilizable en el presente continuo, que es el único tiempo en el que realmente vivimos, respiramos, sentimos… compartiendo nuestras vidas.

Tenlo categóricamente muy claro: porque el pasado ya no está; porque el futuro es impredecible; por eso al momento presente es y se le llama regalo.

Un buen sistema de mantener viva la llama de ese dolor pasado y mutado en sabio aprendizaje útil para «EL YA», es tener memoria de nuestra propia historia, la nuestra, la de cada uno de nosotros, esa que verdaderamente nos es relevante en el día a día.

Así, con un calendario atiborrado y saturado de días internacionales de todo tipo, temática y ámbito (celebraciones genéricas, dispersas y manipulables en masa), tenemos que tener señalados «nuestros días». Esas efemérides de ámbito mucho más privado e íntimo y que a título personal son las que nos importan, tanto para gozar de lo bueno como para haber aprendido de lo no tan bueno.

calendario personal
Ten tu calendario personal presente como parte de tu historia personal viva.

Celebrar tu cumpleaños, tu aniversario de boda, esa cena anual con tus compañeros de graduación… está bien porque es fácil y cómodo, pero debemos de poner en valor también otros momentos que nos han marcado en el pasado y que han dejado una impronta indeleble en nosotros. Cuando perdiste a un amigo, cuando te echaron de la comodidad de un empleo, cuando conociste a esa persona que te cambió la vida o cuando, ante una bifurcación vital importante, elegiste un camino y no otro, fuera acertado o errado.

Porque esas fechas en pequeño representan esos grandes días que hacen de cada uno de nosotros lo que somos ahora.

Así, en nuestra pequeña, pero gran historia personal, por supuesto hay que tener presente aquellas jornadas felices, pero sobre todo resaltar especialmente también aquellos días de la infamia del pasado, esos momentos aciagos y oscuros que han resultado ser decisivos y determinantes en nuestra vida y en su percepción. Esas tres o cuatro fechas que deberíamos de tener siempre en mente para que, cuando llegue sus efemérides, nos traiga el recuerdo del dolor ya ausente de aquella vieja y cicatrizada patada que nos ha  llevado hasta aquí, y que, no en pocas ocasiones, nos hizo un gran favor más adelante.

Porque lo importante es avanzar y cambiar. Nunca detenerse y jamás vivir trasnochado alejado de una realidad que ya no existe, pero de cuyas lecciones hemos aprendido todo lo necesario para seguir creciendo.

vivir en plenitud

Sé eficaz esquivando toda esa tormenta de meteoritos que la vida misma nos lanza en el día a día y aprende a vivir con atención plena en tu presente continuo.

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¿SOMOS REALMENTE TAN ESTÚPIDOS?

«El ser humano es tan estúpido que se empeña una y otra vez sobre otra en arrojar siempre pesadas piedras sobre su propio tejado».

Este es uno de esos pensamientos que, de forma más o menos recurrente, nos asaltan de vez en tarde cuando somos capaces de hacer un alto en el camino para pensar por y para nosotros mismos al cien por cien.

Es como cuando te atreves a quedarte completamente desnudo y solo frente al espejo, y entonces osas a escudriñar la sincera realidad de lo que estás viendo al otro lado.

Hace escasos días se celebró en Ibi el «IV CONGRESO NACIONAL DE ENFERMEDADES RARAS COMUNIDAD VALENCIANA», al que fue invitada la familia, como espectadora, por mi hermano menor que participó como ponente e investigador directamente relacionado en la materia. De entrada, parecía un compromiso más como otro cualquiera.

Sin embargo, una vez allí y tras dos cortas, pero potentes charlas, uno despierta y se da realmente cuenta de que el mundo corre a diferentes velocidades y en varias dimensiones a la vez, y que la realidad, puede superar, y mucho, a la ficción.

Cadena de ADN
El ADN, base de estudio de la investigación actual para la cura de enfermedades.

Dentro de mis grandes limitaciones con relación al mundo científico (por no decir directamente torpeza: es lo que hay cuando uno es de letras), me hice entendedor de varios conceptos básicos que me llegaron a tocar la fibra. Entre ellos, como la investigación de las enfermedades poco frecuentes tiene mucho que ver también, tanto en sus mecanismos desencadenantes como en sus futuras curas, con otras de mayor prevalencia como es el caso del temido Alzheimer.

Sentado al fondo del patio de butacas con mi otro hermano, constaté como cuatro chalados vocacionales con escasos recursos estaban ahí, investigando y dejándose la piel día tras día, en beneficio del resto de la población, realizando una labor envidiable poco entendida y aún menos conocida por la gran mayoría, estando esta más interesada en chorradas varias, contenidos facilones y basura de todo color, sabor, textura y olor.

Así, llegué a la cada vez más fundada sospecha de como nuestras diferentes administraciones sacan siempre tajada de ese espíritu vocacional de nuestros científicos. Simplemente porque no pueden detenerse en su trabajo: porque es su pasión y es su vida. Y encima, como son gente instruida y pacífica, no se manifiestan a lo bruto, ni cortan carreteras ni queman contenedores. Y lo saben.

Ciertamente, la limitación de los presupuestos disponibles se compensa con la obstinación y la perseverancia de estos tipos de bata blanca, aspecto un tanto bohemio y friki de pelos enmarañados, muchos de ellos en precario y con trabajos muy alejados de casa y de sus familias.

No puedo evitar, entonces, visualizar ciertas imágenes no muy lejanas, como la de aquella pareja de políticos bien aseados y con sonrisa «profiden», que, enchufados y vitoreados por la plebe dentro de un ferrari rojo, emulaban la entrada de los césares triunfante en la antigua Roma.

Corrupción Valencia
Despilfarro y corrupción a toda pastilla.

Una fórmula 1 envidiable, pero inviable desde el minuto uno; una Copa América literalmente para cuatro fulanos; una Ciudad de la Luz a oscuras; un aeropuerto, «el del abuelo», huérfano de aviones; un parque temático como Terra Mítica, cutre donde los haya; casos y casos de corrupción a manos llenas que se solapan unos sobre otros en sumarios sin fin… En definitiva, compra de voluntades y de ciudadanos apesebrados con el estómago agradecido.

Por contra, nuestro Centro de Investigación Príncipe Felipe, buque insignia de la investigación autonómica y nacional, sufría entonces los duros recortes, la no renovación de los contratos, los despidos a discreción y la paralización de los proyectos.

Gente que pagaba los platos rotos de la fiesta que habían disfrutado otros y que trabajaba para mejorar nuestra salud presente y futura, pero sin tanto glamur y caché mediático como los de aquellos encantadores de serpientes.

Corrupción por todos lados y de todos los colores: con la banda de los Pujol en Cataluña, la gigantesca estafa de los ERE en Andalucía o las anotaciones manuscritas de un tal Bárcenas apuntando directamente a la cúpula del partido entonces gobernante. Por poner solo unos pocos ejemplos.

Latrocinio continuado y consentido por todos los de arriba en detrimento de lo que es verdaderamente importante: mejorar el futuro en el medio y largo plazo.

Dilapidar el erario público en fastos y caprichos personales, dejando de invertir en nosotros mismos y en nuestro porvenir, es de ser verdaderamente unos estúpidos «cum laude». Meter pelas en investigación, desarrollo y creatividad es la base esencial de una sociedad avanzada que se precie y se merezca serlo.

Teniendo en cuenta que cada vez más nuestra sociedad avanza hacia una mayor longevidad, y por lo tanto, está cada más expuesta a sufrir enfermedades neurodegenerativas, no se entiende como quienes tienen la llave de la caja y ostentan el báculo del poder, no se ponen de acuerdo para la puesta en marcha y el desarrollo de una política de investigación global a largo plazo de por ley, como por ejemplo, marcando un porcentaje fijo adecuado del PIB nacional.

investigación científica
La investigación como campo ideal para un desarrollo sostenido al servicio de todos.

Recursos, haberlos haylos, pero como en todo lo que suele ocurrir en este país, están mal repartidos, muy dispersos, peor controlados e insuficientemente rentabilizados.

Como en el caso de los incendios, que se apagan en invierno, no podemos obviar la realidad de que al final de todo este camino recogeremos lo que hayamos estado sembrando hasta ahora.

Porque no lo olvidemos: «The Winter is Coming», como se afirma una y otra vez en esa afamada serie televisiva de ficción que todos conocemos. Porque al final, todo llega, y si estás bien preparado, es mucho mejor.

Nuevo éxito del investigador ibense Luis Miguel Valor Becerra

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¿ACASO ERES TÚ UN «UNGA-UNGA»?

Unga-unga

ALARMA: aviso a navegantes despistados o peligrosamente confiados:

«Si naciste antes de los 80, y no digamos durante las décadas babyboomers, quizá no sepas que eres un firme candidato a ser un UNGA-UNGA. Estate, pues, bien atento, chaval».

Con el insultante empuje de la juventud de nuestro tiempo, el otro día mi hija menor me espetó, tras un comentario comedido por mi parte sobre ciertos excesos del actual feminismo radical, aquello de «papá: ¿tú también eres otro unga-unga?»

No se trataba de una cuestión ni de una discrepancia, ni tan siquiera con la intención para dar cabida a una saludable discusión, sino de una pregunta con respuesta condenatoria firme sin dejar espacio alguno a la presunción de inocencia.

Como era de esperar, de entrada, me quedé totalmente noqueado sin poder de reacción ante el término de marras, pero más especialmente por su mirada picuda de velociraptor a punto de tomar su desayuno mañanero. ¡Esa es mi chica!

Pero vayamos por partes, tal como le gustaba a Jack el Destripador.

La primera reacción de nuestro cerebro e instinto defensivo, es la de buscar en nuestro conocimiento acumulado durante años ese archivo que nos dé las nociones precisas para responder de forma adecuada a cualquier estímulo externo, y así poder interactuar y evitar el desconcierto de un not found.

Tarzán unga-unga
Tarzán y su curiosa y simple familia: él mismo, Jane, Boy y por supuesto la mona Cheeta.

Así, desempolvando viejos recuerdos que creía definitivamente enterrados, me vino a la memoria aquellas viejas películas en blanco y negro de Tarzán, protagonizadas por Johnny Weissmüller, en las que unos porteadores negros, sin muchas luces, iban correteando de un lado para otro sin sentido al grito de «andaua-andaua», con el resultado final de que, ¡zas!, al más estúpido de todos ellos, al último, se lo jalaba un león que siempre pasaba por allí.

Aquellos pobres sujetos, según mi conocimiento acumulado, deben ser mis primeros «unga-unga».

Ahora, de vuelta al bien ya entrado el siglo XXI y en pleno mundo digital dominado por los ingenieros, dejando de lado al musculoso y campeón olímpico de natación Weissmüller, ser un «unga-unga» significa que eres una mezcla heterogénea y variable de masa cavernícola y de patán, de retrógrado y antiguo, de racista, de machista y de homófobo… pero que encima se viste mal y que huele a esencia de Barón Dandy.

Y lo que es peor de todo: QUE NO SE DEPILA. Porque básicamente, se trata de hombres, claro está.

Algunos términos, de los cuales, ni mi hija ni sus jóvenes amigos instagrammers dudo que sepan calibrar en todo su significado, pero que en todo caso les deja muy bien parados en sus redes sociales.

Particularmente siempre he sido de la firme opinión del incalculable valor y del papel de la mujer desde que existimos como especie, y como nuestra parte masculina de la humanidad ha subyugado, minimizado y castigado de forma inmisericorde a nuestras eternas compañeras de viaje, siendo precisamente nuestra actitud el mayor genocidio conocido.

Ahora todo está cambiando generalmente para bien, pero nosotros, los hombres, también formamos parte de la solución: no somos, de entrada, el mal bicho a exterminar.

millennials

Los miembros de las generaciones «millennials» o «post-millennials» los podemos denominar también de forma inequívoca como las de «LOS OFENDIDOS».

Porque reaccionan de manera negativa ante cualquier atisbo de contrariedad, discrepancia u opinión diferente de sus ideas, pensamientos y creencias dominantes en su mundo digital cada vez más viralizado.

Nosotros, los que pertenecemos a esta «generación puente» que estamos sufriendo los mayores cambios de la humanidad en tan poco tiempo (el paso de la peseta al euro, de la máquina de escribir al smartphone, del fax a las redes sociales…), nos choca profundamente la falta de tolerancia de nuestros vástagos cuando presumen precisamente de ello en un entorno en que se prima ser «políticamente correcto en manada» a golpe de tuit.

Una revolución tecnológica de insospechadas consecuencias que está provocando enormes cambios de todo tipo a nivel global: culturales, sociales, económicos, demográficos… que necesitaremos llevar lo mejor posible, disminuyendo sus inconvenientes y aprovechando sus enormes ventajas.

Nosotros, los de mi generación, que venimos del mundo de la obediencia y del respeto a los padres, ahora, si te descuidas un poco, nos convertimos en siervos de nuestros hijos.

Nos toca pues, sacar nuestra mejor muleta para conversar de forma inspiradora con ellos, con paciencia, con mucha paciencia, pero con el respaldo y todo el bagaje de algo que ellos no tienen, y cuyo único secreto está en la edad: LA EXPERIENCIA.

La buena noticia es que ser un «UNGA-UNGA» suele ser un estado transitorio, porque igual que entras, sales.

Es lo que tiene el estar dependiendo de las hormonas revolucionadas de nuestros chicos en un mundo cada vez más digitalizado y loco.

En fin, como dicen en Argentina una y otra vez: «Es lo que hay».

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AFILA TU HACHA

afila tu hacha

Cuento anónimo: Afilar el hacha

«En cierta ocasión, un joven llegó a un campo de leñadores con el propósito de obtener trabajo. Habló con el responsable y este, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar al día siguiente.

Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.

El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue escasamente la mitad del primer día.

El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron nulos.

Cuando el leñador jefe se dio cuenta del escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:

-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?

El joven respondió:

-Realmente, no he tenido tiempo… He estado demasiado ocupado cortando árboles…»

No pierdas nunca TU FOCO

Este conocido y breve relato es muy socorrido en el mundo del coaching y del entrenamiento personal en los negocios, pero en todo caso es tan válido tanto para tu realidad profesional como personal.

Correr como pollo sin cabeza de un lado para otro sin sentido alguno y sin más empuje que la inercia diaria con la que nos hemos esclavizado a nosotros mismos, nos aboca al fracaso, a la frustración y a lo peor de todo: al conformismo.

No pierdes el foco
Quien no tiene objetivos claros está condenado a trabajar para aquellos que si los tienen. Detente, busca, encuadra y entonces dispara.

Como en el caso del joven y fuerte leñador que basa únicamente su método de cortar árboles confiado en su fuerza y destreza, nosotros, durante nuestras vidas, solemos actuar del mismo modo: perdemos el foco constantemente sobre lo realmente importante.

El ser humano es ese animal de carga que, según va pasando las manecillas del tiempo, va engordando el peso que lleva a cuestas.

Preocupaciones, obligaciones, estudios, trabajo, familia, estrés, consumismo, deudas… van llenando de forma creciente nuestra mochila por pendientes cada vez más pronunciadas, como en aquella conocida estrofa de un famoso corte de Pink Floyd: «Another brick in the Wall».

Por todo ello, es bueno, conveniente y muy necesario hacer un alto en el camino. Un paréntesis para detenerse, mirarse al espejo, respirar profundamente y pensar desde otra óptica cambiando el chip para cargar las pilas y afilar el hacha.

Tomar un café con un buen amigo que no ves desde hace tiempo, hacer un maratón de capítulos de esa serie que tanto te gusta o volver a escuchar ese grupo musical que tanto te apasionaba en tu juventud, eso es afilar tu hacha.

Darte un premio y un buen homenaje de vez en cuando, ir de escapada con tu pareja para rememorar tu intimidad y sacar lustre a esa relación que la rutina va deteriorando… todo eso es, por supuesto, afilar tu hacha.

Conocerte a ti mismo, saber de tus limitaciones, separando el grano propio de la paja ajena, no acarreando con los problemas de los demás (por muy cercanos que sean a ti) y abrir tu mente a pensamientos positivos, es afilar aún más tu hacha.

cargar las pilas
Recargar tus baterías a menudo y a tope forma parte de la solución.

Pero también lo es el enfrentarte a tus problemas con esas personas con las que compartes tu vida. Porque seguro que tras una situación estresante el mejor remedio es tener una buena y sincera conversación cara a cara.

Con aquel viejo amigo, con el que te enojaste hace un tiempo; con ese compañero de trabajo, con el que no te hablas por un roce en la oficina; con tu hijo, con el que sin saber bien el porqué te has distanciado tanto; con tu pareja, cuya relación se ha hecho monótona y triste. Sé atrevido y da el primer paso para que no sea demasiado tarde.

Cambia EL QUÉ y EL CÓMO

Si nuestros resultados actuales (esos que no nos placen) son consecuencia directa de lo qué hacemos y del cómo lo hacemos, entonces si no cambiamos ESE QUÉ y ESE CÓMO, dichos resultados seguirán siendo exactamente los mismos. Pero ¿a qué esperas?, ¿a qué todo cambie de per se?

¡No te quejes ni te lamentes tanto y mueve el culo de una vez!

Del idéntico modo que a nadie le falta la claridad intelectual necesaria para saber que el sobrepeso tiene malas consecuencias para la salud, pero sin embargo ni se alimenta correctamente ni hace ejercicio físico para remediarlo, también somos conscientes por donde pasan nuestras soluciones a nuestros problemas.

Entonces la gran pregunta es: ¿cuál es entonces el problema? Sencilla y claramente LA FALTA DE MOTIVACIÓN, esa que no te deja salir de tu falsa zona de confort que, no gustándote, te es conocida y más o menos soportable.

No perdiendo el foco y aflando el hacha
No pierdas nunca el foco principal de lo que haces. Por los tuyos, pero también por ti.

Que no te queden dudas: la mejor motivación, ese combustible necesario para activar y forzar el cambio de las cosas que no te gustan, ERES TÚ MISMO.

¿Tienes, quizá, una mejor apuesta que hacer en estos momentos que no seas TÚ?

El firme compromiso del cambio

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RECUERDO A UN AMIGO.

El paso de nuestra existencia es el resultado de esa sucesión continua de fotogramas que se repiten diariamente durante todas las semanas, mes a mes y año tras año. Es lo que llamamos finalmente rutina.

Siendo realmente aburrida y monótona, nos sirve de punto de apoyo para quemar etapas en nuestro devenir por este mundo, e incluso, cuando nos falta, la echamos de menos.

Sentimiento y sensación cada vez más fuertes cuando hace bastante tiempo que, como es mi caso, ya le hemos dado la vuelta al jamón de nuestra vida o simplemente porque nuestra bolsa de chuches, a modo de bonus, se va vaciando.

Sin embargo, en ocasiones, algunos acontecimientos, por inesperados y bruscos, nos sacan de nuestro letargo y nos dan una buena patada para sacarnos de nuestra zona de confort y nos obligan a hacer un alto en el camino. Nos ponemos entonces en modo «rincón de pensar».

Y esta semana ha habido uno de esos momentos, en forma de un acontecimiento luctuoso: el fallecimiento de una gran persona y buen amigo de la época del instituto, Tomás Noblejas Martín.

Lo cierto es que desde aquella dorada época del Fray Ignacio Barrachina, no habíamos vuelto a coincidir porque las bifurcaciones de la vida nos había llevado por caminos separados. Sin embargo, la noticia de su triste fallecimiento, me ha permitido recordar aquella fenomenal etapa, cuando en el curso de segundo de BUP, compartíamos pupitre con pupitre y nos hicimos grandes amigos y colegas.

Y es ahora, en estos momentos, cuando realmente nos damos cuenta de la importancia que han tenido algunas personas en nuestra vida, por muy fugaz que haya sido su tránsito y escasos los versos que han escrito de nosotros. Y Tomás fue una de ellas.

Fue mi gran punto de apoyo tras el annus horribilis del curso anterior, quizá el peor de toda mi vida. A modo de tormenta perfecta, todos los elementos se unieron y coincidieron en mi contra: el brutal paso de la EGB al BUP, el inicio del siempre difícil paso a la adolescencia, una larga y penosa enfermedad que me llevó de un hospital a otro y un inesperado fracaso escolar (supongo que como consecuencia de todo ello) cuando siempre había sido un brillante estudiante.

Hundido, perdido y sin referencias claras, con Tomás a mi lado, logré encontrar el equilibrio que necesitaba, y de alguna forma, recuperar el tiempo perdido a marchas forzadas, con esa fuerza que únicamente el vigor de la juventud te da.

puch cobraEse punto de rebeldía que todo joven necesita, subido de paquete en su ruidosa moto y perpetrando alguna pequeña gamberrada y fechoría en clase, como en aquella ocasión que la liamos con el granizado de limón en la parte alta del antiguo instituto, con el curso prácticamente finalizado. O durante aquella gran velada y fiesta de fin de curso, al más clásico estilo ochentero.

Recuerdos de hace casi 40 años (¡Dios, como pasa el tiempo!) y que he recuperado por su triste óbito.

No conozco a su familia, ni realmente a que se dedicaba, ni que fue de él durante su paso por esta vida, ni tengo constancia de sus aficiones y querencias, ni sabía de su enfermedad… pero sí que me he dado cuenta de que mantengo vivo el recuerdo de un buen tipo con el que pasé muy buenos momentos y que, seguramente sin ser consciente, me echó un buen cable cuando más lo precisaba. Es lo que siempre hacen las buenas personas por el simple hecho de serlo.

Quizá debamos aprender de una vez para siempre como nuestra relación con el tiempo va cambiando con el pasar de los años. Diferenciar y separar lo verdaderamente importante de lo intrascendente. Valorar a las personas y los momentos en el día a día, alejando de nosotros la envidia, la maledicencia y el rencor que nos envenena lenta pero inexorablemente.

Tras unos momentos de aflicción y de profundo pesar, de nuevo la rutina de nuestras vidas nos empujará al mismo y absurdo camino de siempre, ese que no lleva a ningún lado. Pero al menos, amigo Tomás, siempre guardaré de ti un entrañable y gran recuerdo. D. E. P. allá donde estés.

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LOS IMPUESTOS, UNA VERDAD INCÓMODA.

impuestos

La falta de transparencia sobre lo que nos cuestan los impuestos es más que notable. Porque Hacienda somos todos, pero no esos todos son exactamente iguales.

Un claro ejemplo de esta falta de claridad por parte de aquellos que manejan la vara de mando (pero que incumplen su palabra a menudo) la tenemos en la famosa carta promesa incumplida sobre la jubilación que extrañamente nunca ha llegado a su destino.

¿Dónde quedó la promesa del gobierno del envío del escrito por parte de la Seguridad Social a todos los mayores de 50 años informándoles de la cuantía aproximada de la pensión que van a recibir en el momento de su jubilación?

Una valiosa información para que los afectados tomaran conciencia de un futuro no tan lejano, y, de esta forma, permitirles tomar las medidas a su alcance en esa larga carrera de fondo como es la preparación económica para la vida de jubilado. Pero ya sabemos que, precisamente la planificación en España, no es nuestro fuerte.

La idea era coherente y necesaria, pero las buenas intenciones en política no suelen tener gran futuro o simplemente ocultan una verdad incómoda.

¿Los motivos, cuando todo estaba a punto e incluso licitado y adjudicado el concurso para el envío del escrito?

Clara y llanamente por intereses políticos. Y más en estos momentos en un país fracturado electoralmente en cuatro colores (más los nacionalismos) donde nadie se la juega diciendo toda la verdad. Ser claro y tener un ataque de sinceridad no está en la agenda de ninguno de esos numerosos y misteriosos asesores que tienen nuestros líderes políticos. Una verdad incómoda como ésta supondría un varapalo de pérdida de votos que nadie quiere asumir. Porque lo primero es preservar la silla y luego ya iremos viendo.

Pero la cuestión sería sí socialmente estamos preparados para escuchar, comprender, asimilar… para finalmente asumir la realidad y ser sinceros con nosotros mismos.

Finalmente la cosa ha quedado en la creación de una página web, Tu Seguridad Social, donde puedes informarte sobre los supuestos de cobro de tu pensión. Teniendo en cuenta la brecha tecnológica de todos los interesados, los mayores de 50 años, y cierta dificultad en el registro y manejo del portal, la sensación de parche y de falta de transparencia y de servicio público es más que sospechosa.

Con los impuestos ocurre un tanto de lo mismo, porque al final, detrás de tanta sigla y descripción, nadie sabe realmente que nos cuesta la suma de todos ellos, salvo la percepción del sablazo que padecemos año tras año.

La verdad incómoda sobre el pagp de los impiuestos.
Un estudio medio para saber cuantos días dedicamos al pago de los impuestos.

Ahora, en la recta final de la campaña anual de la renta – seguramente el más famoso y conocido impuesto de todos, implantado en el año 1978 – se nos dice que el importe de las devoluciones sobre los ingresos es muy superior. La simpleza del mensaje esconde la realidad, que no todo el mundo tiene clara, de que cualquier retorno viene precedido de un pago a cuenta y anticipado, mes tras mes, durante el ejercicio anterior.

Una total falta de formación mínima en números reales y conocimientos prácticos se echa cada vez más en falta en nuestro modelo educativo nacional.

Nuestro sistema impositivo tiene tal capilaridad (como en cualquier país de nuestro entorno) que no percibimos que al final de toda la fiesta, más de la mitad de nuestro sueldo se va en el pago de los impuestos.

El sistema impositivo español: una pesada carga mal repartida.

Como en todo, sí bien en aquel famoso slogan de finales de los setenta se afirmaba que «Hacienda somos Todos», lo cierto es que unos son menos que otros.

A la par que ha crecido el control, las necesidades y la voracidad del aparato recaudador, también ha crecido y madurado su yang: la evasión en el pago de los impuestos.

Hacienda somos todos.
Obviamente somos todos, pero no todos somos exactamente iguales ante Hacienda.

Así, de este modo, la creatividad y la imaginación de la mente humana para escapar del fisco no tiene límites. Ya se sabe, «hecha la ley, hecha la trampa».

En todo caso, habría que diferenciar entre esa trampilla de ir por casa de esas otras triquiñuelas más sofisticadas, utilizadas por las grandes fortunas, que se sirven de los resquicios legales (o no tan legales) para transformarse en los grandes evasores de impuestos, y por lo tanto, en los grandes estafadores de la sociedad.

Para ello, tienen a su servicio esa parte de la ingeniería financiera que les permite cuadrar sus cuentas a la baja dentro del cumplimiento de unas normas que siempre van a rebufo de la realidad.

Por este motivo, los centros de poder, las enormes corporaciones y las grandes fortunas se confunden en un mismo entorno e interactúan entre ellos. Así, existen los llamados paraísos fiscales (permitidos), las sociedades tipo SICAV (creadas a la carta)… e incluso, dentro de nuestra Unión Europea, consentimos algunas licencias en la tributación impositiva mucho menor en diferentes estados, como Luxemburgo e Irlanda.

En cambio, se prefiere perseguir al profesional liberal, a la PYME o al autónomo como presas fáciles, que no estando exentos de culpa, no son más que la cola de ratón de todo lo defraudado en su conjunto.

Por otra parte, los asalariados tienen de entrada poca o ninguna opción de estafar a las haciendas públicas por su férreo y claro control sobre sus cuentas, ingresos y gastos.

La tecnología y las redes sociales nos permiten cada vez más conocer quien es quien en todo este tinglado de no pagar lo que debe y donde debe. De esta forma, casos como el de Amazon (cuyas ventas en España tributaban fuera no hace mucho) se pudieron conocer y darse la vuelta debido a la presión popular y a la mala imagen de la empresa, esa característica fundamental que tanto preocupa hoy en día: la visibilidad adecuada.

Este es, sin duda, nuestro poder, y en él radica nuestra gran capacidad y fuerza para cambiar el mundo, más incluso que el ir a votar a nuestros servidores públicos. En la época de las redes sociales e internet, no hay nada como el poder de los ciudadanos conectados para castigar o premiar las malas y buenas prácticas. Es tan sencillo como tocar el bolsillo.

La falta de concienciación fiscal, pero muy especialmente la no ejemplaridad de algunos personajes públicos y políticos, siguen fomentando la cultura de evitar el pago de impuestos por la escasa credibilidad en el sistema. La solución pasa, sin duda, en una reducción importante y progresiva de la presión fiscal, pero siempre y cuando ésta sea equitativamente repartida entre todos para que no falte de nada, ni en cantidad ni en calidad.

Piratear y defraudar
Como en el pirateo, sí defraudar no vale ya la pena, es el principio del fin.

Con todas las plataformas digitales a mano a un coste realmente reducido, ¿alguien pierde ya el tiempo – excepto por hobby – en realizar descargas ilegales? Cuando el riesgo no compensa el peligro del delito, éste se reduce o sencillamente termina por desaparecer. 

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NUESTROS AMIGOS «LOS IMPUESTOS».

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reparto impuestos

TABLA DE LOS IMPUESTOS EN ESPAÑA.

La creciente necesidad de financiación de una pesada e ineficaz administración, a todas luces desproporcionada, ha provocado toda una maraña de tasas y de impuestos que, sin darnos cuenta, nos acompaña todos los días, formando parte de nuestra unidad familiar.

La voracidad de nuestro sistema es triple, con tres administraciones públicas al acecho y defendiendo con uñas y dientes su parte del festín. Lo importante es llegar a comprender como nuestra vida diaria y existencia está directamente condicionada por el precio que hay que pagar por mantener nuestro modo de vida y la cohexión social.

reparto impuestos
En el pago de los impuestos, no nos engañemos: todos quieren su parte.

 

No se trata únicamente de criticar, si no de exponer la realidad de unas crecientes necesidades, en las que la buena administración, el control y el castigo adecuado se tienen que imponer sobre el latrocinio y el derroche de la caja común. No nos queda otra.

 

Pero vayamos por partes para entender que la palabra gratis no existe en el mundo real y que la universalidad de los servicios tiene un coste, independientemente de quien los pague en mayor o en menor medida.

Primero, tenemos los impuestos estatales, divididos entre directos e indirectos:

  • Impuesto sobre la renta de las personas físicas, IRPF.
  • Impuesto sobre sociedades, IS.
  • Impuesto sobre valor añadido, IVA.
  • Impuestos aduaneros (aranceles).
  • Impuestos especiales (tabaco, alcohol, electricidad, hidrocarburos…)

Es curioso observar como en estos últimos se aplica una doble imposición: a la suma de su propio impuesto, luego hay que añadir el IVA. No es de extrañar que con tanto «cargar la burra», al final, la parte correspondiente a los impuestos es mayor que el coste del producto en sí.

Segundo, están los autonómicos, divididos entre los cedidos por el estado (también hay un porcentaje sobre algunos de los estatales) y los propios creados a la carta. Destacan:

  • Impuesto sobre el patrimonio, IP.
  • Impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, ITP y AJD.
  • Impuesto sobre sucesiones y donaciones, ISyD.
  • Impuesto de matriculación.
  • Impuestos a la carta (medioambientales, sobre el juego, por depósitos bancarios, el céntimo sanitario…)

Tercero, finalmente, los locales:

  • Impuesto sobre bienes inmuebles, IBI (Contribución).
  • Impuesto sobre actividades económicas, IAE.
  • Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica, IVTM (Sello).
  • Impuesto sobre el incremento de valor de los terrenos de naturaleza urbana, IIVTNU (Plusvalía).
  • Impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras, ICIO (Permiso de obras).
  • Impuesto por entrada de vehículos (vados).
  • Impuesto por reserva de aparcamiento (zona azul y verde).
  • Impuestos turísticos (tasa turística, en ciertas ciudades muy visitadas).

Sin obviar otros conceptos, algunos reales y otros en ciernes  – las tasas aeroportuarias, los impuestos a las viviendas vacías, las transacciones bancarias (la tasa Tobin), los impuestos a los robots, el peaje de respaldo (impuesto al sol), las tasas verdes… – la genialidad de las cabezas pensantes no para con tal de exprimir cada vez más el mismo limón.

LA MUERTE Y LOS IMPUESTOS.

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LA MUERTE Y LOS IMPUESTOS.

La muerte y los impuestos

«*En este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte y de los impuestos«

Con la gran diferencia de que la primera sólo ocurre una vez en la vida mientras que los últimos se repiten, años tras año, inexorablemente.

Franklin la muerte y los impuestos
Franklin, político, pensador e inventor.

 

*Esta es una conocida cita atribuida al prolífico inventor y político estadounidense Benjamin Franklin («In this world nothing can be said to be certain, except death and taxes») en la que ponía de manifiesto la inevitabilidad de pagar impuestos del mismo modo que no se puede escapar de la muerte.

 

El significado real de la cita del americano seguramente va más allá, en el sentido de que es necesario pagar impuestos para que la sociedad pueda avanzar y ser más justa.

La asociación de los impuestos con la muerte, física o no, no es nueva.

El color NEGRO. Precisamente la ausencia total de color tiene mucho que ver con ambos términos en el imaginario popular. De hecho, existe un campo de estudio académico que trata de la psicología de los colores. De esta suerte, cada color transmite unas ideas y unas sensaciones relacionadas con nuestra percepción personal de hechos externos.

Por ejemplo, en nuestra cultura común, la muerte siempre se viste del tono más oscuro, el negro. El luto, los crespones, los coches fúnebres… todo nos lleva a ese color. Las obras de arte donde la muerte aparece, son más oscuras y propensas a la tristeza y la resignación. Incluso, cuando el fin de nuestros días se representa en su forma antropomórfica más conocida, el monstruo cadavérico de la guadaña, el tono negro domina.

De forma mucho más prosaica, cuando pensamos en esos modernos recaudadores de impuestos, los inspectores de hacienda, siempre nos viene a la imagen unos señores vestidos de negro de aspecto poco simpático.

En ambos casos y por motivos distintos, lo mejor es no hablar de todo ello y huir mientras se pueda, ¿no?

Para el más famoso y renombrado de los gánsteres de todos los tiempos, Al Capone, su fin no tuvo que ver directamente con todos sus crímenes y fechorías, que fueron muchos y variados, si no porque fue encarcelado por evasión de impuestos.

Para el creador de famoso Sindicato del Crimen de Chicago, ello representó su acabose, su muerte. Primero, como criminal convicto, y luego, ya libre, como individuo olvidado, enfermo y arruinado.

Y es que lo que los impuestos, a la postre, como te descuides un poco, pueden con todo y con todos. Porque tú puedes pasar de ellos, pero ellos nunca pasarán de ti. Tenlo muy presente: son como la muerte, siempre acaban por llegar.

Film Joe Black

En el largometraje «Conoces a Joe Black» – curioso nombre -, la muerte toma posesión de un cuerpo humano. Y cuando curiosamente termina por descubrir su identidad tapadera, lo hace como inspector de hacienda. ¡Qué indicado!

(Secuencia del diálogo entre Joe Black – la muerte -, Bill Parrish – el futuro difunto – y Drew – el malote del filme).

 

– Yo… 
– Joe, por favor. 
– Bill, permíteme. 
– … soy… 
– ¡No! 
… un inspector del Ministerio de Hacienda.

Drew, si decides poner a prueba la firmeza de mi decisión, te enfrentarás a un resultado que irá más allá de tu comprensión. No contarás los días, los meses, ni los años. Contarás los milenios en un lugar sin salida.

– ¿Quién se lo iba a imaginar? ¡Tú, agente de Hacienda!
– La muerte y los impuestos.

Aquí, en la vida real, la muerte y los impuestos están muy directamente mancomunados. Y son inseparables cuando el fisco llama a tu puerta en ese dolor doble que es el fallecimiento de un ser querido y la liquidación de la correspondiente dolorosa: el impuesto de sucesiones.

El consuelo de recibir una suculenta herencia se puede transformar en un calvario dependiendo de donde viva cada uno. Porque cuando se hereda, el beneficiario (o perjudicado, según se mire) puede salir muy escaldado.

La realidad es que el número de renuncias voluntarias a las herencias han crecido en nuestro país de forma muy importante. No en pocos casos, para poder hacerse cargo de la misma, más de uno ha tenido que pedir un crédito bancario ofreciendo como aval el bien heredado.

Es como cuando esperas tener un buen día, cálido, feliz y luminoso, y de repente, llega alguien y apaga la luz y todo queda a oscuras y frío. Literalmente te quedas tan helado como el fiambre reciente.

Impuesto de sucesiones
La Muerte y los Impuestos, dos realidades incómodas.

El impuesto de sucesiones es el más injusto e infame de todos. Pago del bien en vida del difunto y nuevo pago tras su deceso por parte de los herederos. De nuevo es la muerte y los impuestos.

Los impuestos, unos eternos compañeros de viaje.

Aunque la existencia de los impuestos pueda parece para muchos un hecho más bien reciente (el moderno sistema impositivo español arranca con la llegada de la democracia, con el flamante IRPF en 1978), lo cierto es que se trata de una realidad antiquísima.

En el Antiguo Egipto una de las principales funciones de los escribas era precisamente la recaudación de tributos. Los griegos y los romanos tenían sus propios sistemas, y durante la Edad Media, ser recaudador de impuestos estaba especialmente muy mal visto. Pero no únicamente en Occidente se cobraban, sino también en la antigua China y en otros países de Asía. En la América precolombina también existían sistemas de recaudación que tenían mucho que ver con el sojuzgamiento de los pueblos sometidos.

Tasas de todo tipo y condición, en forma de prestaciones personales, en especie de toda clase, el diezmo eclesiástico, los dinerarios, de guerra, por el derecho de paso, los aranceles aduaneros… y variopintos de toda calaña e imaginación: por dejarse la barba, por llevar sombrero, el reciente impuesto al sol… Todo es válido con tal de llenar las alforjas del fisco, cuya máquina recaudatoria nunca descansa.

Y aquí, en casa, con los impuestos, Spain is not different. Se trata de una realidad universal y cotidiana que se sienta todos los días a compartir nuestra mesa, como ese fulano gorrón y glotón que, sabiendo y opinando de todo, se pega la jartá sin poner un duro encima del tapete.

Leyes e impuestos
Las leyes y los sistemas impositivos siempre están renovándose y actualizándose.

Porque el hombre, desde su condición de ser racional, siempre ha ideado sistemas para recaudar impuestos y para castigar a los evasores, del mismo modo que también los más ricos han evitado el pagarlos. Nada nuevo bajo el sol.

Próxima entrada (17/06/2018):

LOS IMPUESTOS, UNA VERDAD INCÓMODA.

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HOUSE OF CARDS MADE IN SPAIN

House of Cards

Frank Underwood es quizá el prototipo del tipo perfecto dotado especialmente para la política.

El protagonista central de la serie de ficción de Netflix, «House of Cards» encarna la historia de un despiadado, cínico y manipulador político dispuesto a todo con tal de alcanzar el poder. Y todo, significa ABSOLUTAMENTE TODO.

Ya en la primera escena de la serie, tras el atropello del perro de su vecino, nuestro escurridizo y taimado personaje nos revela, a la cara y sin tapujos, un pragmatismo verdaderamente inquietante y premonitorio del leitmotiv central de su papel durante cada una de sus temporadas:

– «Hay dos tipos de dolor: el que te hace fuerte y el inútil, el que sólo te hace sufrir. Yo no tengo paciencia para las cosas inútiles.”

La fuerza de House of Cards es precisamente observar como en ocasiones el siempre peligroso Frank Underwood rompe la cuarta pared, ese muro imaginario que separa la escena central en movimiento del espectador pasivo que está presenciando tranquilamente la acción.

Maquinación y poderAsí, el inicialmente congresista demócrata, va haciendo breves paréntesis de unos pocos segundos y se dirige directamente a la cámara. Entonces, en un primer plano, nos va contando sus confidencias personales, esas dos caras de la misma moneda, como el dios Jano del siglo XXI.

De esta forma, haciendo partícipe de sus maquinaciones y artimañas al espectador (dónde se mofa, ridiculiza y desprecia a todo opositor y marioneta), es capaz de atraparlo y de llevarlo a su terreno, de colarlo dentro de la trama, y así escudriñar en lo peor de cada uno de nosotros.

Es la perpetua atracción del mal sobre el bien, del vertiginoso y seductor riesgo como oposición a la certeza aburrida, de la fascinación de la intriga palaciega contra el orden establecido, de la seducción de la erótica del poder versus la existencia inapetente.

En el matrimonio Underwood, compuesto por la dupla alfa formada por Frank y Claire (ésta última va creciendo a la par en ambición y en hipocresía según va madurando la serie) se ven reflejados aspectos de personajes históricos y ficticios de otras épocas, lo cual forma parte, sin duda, de su gran poder de atracción.

Figuras reales como Julio César, estratega y político manipulador o como Fernando II de Aragón, siempre calculador y que nunca daba puntada sin hilo. U otras ficticias como Macbeth, que representa la ambición desmedida a través de cualquier medio usando el mismo asesinato con sus propias manos, o el personaje más conocido de Maquiavelo, el Príncipe, para quien cualquier fin justificaba los medios empleados.

La política es el arte obsceno de mostrar dos caras de una misma realidad. Por un lado está la visible y la maquillada, la amable y la ética, en esa supuesta búsqueda del bien común para la mayor parte de los ciudadanos. Y por otro está la inconfesable, con la cruda realidad, el egoísmo, la traición y el cambio de bando al sol que más caliente.

Y es que está claro: para ser político hay que valer, tener agallas y un estómago de acero, tal como le pide Frank Underwood a su esposa Claire, la primera dama, cuando ya es presidente del país más poderoso del mundo.

También la realidad imita a la ficción en nuestra casa.

House of Cards made in Spain
La política es un juego: un castillo de naipes que puede caer en cualquier momento.

Aquí, en nuestro suelo patrio, hemos asistido hace escasos días a un espectáculo político digno de la serie estadounidense. Eso sí, sin tanto glamur, con escaso postín, bastante menos estilo y con mucha falta de gente guapa.

Los hechos consumados hace escasas horas son de sobra conocidos: un cambio de inquilino en el Palacio de la Moncloa y una mudanza exprés un tanto inesperada. Es como sí hubiera llegado de repente un cuco a parasitar el nido de otro pájaro.

En esta primera moción de censura con éxito de nuestra democracia, el mandamás del PSOE, el Sr. Pedro Sánchez ha podido por fin con su archienemigo del PP, el Sr. Mariano Rajoy. Linterna Verde vs. Siniestro o viceversa. ¡Quién sabe!

Una meta alcanzada no exenta de grandes dudas y que vaticina un resto de legislatura de lo más entretenida, vista la fragmentación del congreso de los diputados y todos los grandes problemas que crecen a modo de patata caliente.

El motivo origen de la presentación de la exitosa moción de censura fue la reciente condena por corrupción del PP por el manido caso Gürtel.

Una lacra que no ha dejado de perseguir al Sr. Rajoy desde hace tiempo y que al final ha podido con esa piel de elefante que le dijera tener, a modo de piropo, la canciller alemana Angela Merkel, por su gran resistencia a todos los envites soportados desde hace tiempo.

Tema de conversación y de entretenimiento en los platós informativos, pero también de debate y de gran preocupación a pie de calle entre la ciudadanía.

rajoy y sánchez
El poder y la política, un intercambio continuo de papeles temporales.

Sin ir más lejos, anoche durante una fresquita cena de terraza con unos buenos amigos, mi amiga Cristina andaba muy intranquila y pensativa por todo lo que iba o podía ocurrir a partir de ahora. Su rostro delataba un sincero nerviosismo y sus palabras transmitían un importante grado de incertidumbre.

«No te dejes engañar. – le dije – Habrá un cambio de discurso, claro que sí. Un tratamiento diferente de todos los importantes problemas por solucionar, por supuesto.  Un intento de ser distinto en todos los sentidos, incluidas las nuevas caras, faltaría menos. Pero al final, cuando alguien desde la barrera le toca bajar al centro de la plaza a torear, todo se ve bien diferente y el toro ya no parece ni tan manso ni tan pequeño. Cuando Felipe González llegó al poder en 1982, la situación pintaba bastos, pero la sociedad siguió el rumbo marcado y pocas cosas cambiaron radicalmente.»

– «¿Alguien piensa realmente que el motivo ganador de la triunfante moción de censura ha sido la condena judicial al PP por los casos de corrupción?»

No. El caso Gürtel es únicamente el motivo aparente, el casus belli (real en este caso), porque la realidad es bien otra. El Sr. Sánchez se ha limitado a hacer su trabajo, que no era otro que torpedear y desalojar al Sr. Rajoy del poder por los medios que fuera. Porque le han votado para esto y para eso está ahí, y si no cumple con el curro, pondrían más adelante a otro en su lugar o vendría alguien de otro lado para llevar a cabo el mismo encargo.

Estamos hablando sencillamente de política. Y política significa en el fondo alcanzar el poder a cualquier precio no importando los medios empleados, sean estos más o menos éticos o más o menos legales. El resto es totalmente secundario y pura apariencia.

Ahí tenemos el verdadero valor de esos escasos y valiosos escaños del PNV, que visto lo visto, son tan válidos para un roto como para un descosido.

Ayudaron al PP a conseguir la aprobación de los presupuestos y ahora, a los pocos días, han contabilizado en su contra para desalojarlo del poder. Eso sí, primero asegurándose los vascos la pasta, claro está. Y seguramente alguna inconfesable minucia más.

Una historia ya conocida en el pasado, pero con cambio de siglas. Porque pillos y sinvergüenzas, los hay en todos los lados. Y porque el resto, los tontos de siempre, aquí estamos para que nos manipulen y nos engañen con juegos de rol.

Porque EL PODER transforma al ser humano por fases. Cuando lo alcanza, lo hace creyendo en sus principios. Cuando está cómodo dentro de él, se corrompe. Y más tarde, cuando se perpetúa, se envilece.

Mientras nuestros dirigentes no cambien una ley electoral que chirría por los cuatro costados ni limiten el número de mandatos a dos, estaremos en manos de los de siempre.

Ya lo dijo el gran Groucho Marx: «Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros.»

O como afirma tranquilamente nuestro corrupto y viejo conocido Frank Underwood:

– «Hay muchas cosas sagradas a las que les tengo respeto, pero las reglas no están entre ellas.”

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EUROVISIÓN, LA LEYENDA NEGRA Y EL PEPINO.

Eurovisión 2018

Tras el enésimo sopapo que nos damos en la cita televisiva musical del año, «la cosa» da que pensar. Ha llegado el momento de ponerse las pilas.

Ya pasó la época de total indefensión por aquellas votaciones «amigas» entre países de la misma área geográfica, y eso que siempre se ha dicho, comentado y visto que los vecinos siempre son los que se llevan peor.

«Con todo el pescado vendido» entonces, incluso el cachondeo del personaje de Rodolfo Chikilicuatre – en un intento de trollear el festival –  estuvo hasta bien. ¡No somos nadie los españoles riéndonos de nosotros mismos!

Eurovisión 2008: «Baila el Chicky – Chicky» de Rodolfo Chikilicuatre.

Con un evento desprestigiado y a la deriva y bajo la presión del Grupo Big Five de Eurovisión*, el festival ha ido ganando en calidad y en prestigio, recuperando brillo y difusión durante los últimos certámenes celebrados. Pero aquí, en España, nadie de arriba parece haberse enterado. Porque ya se sabe: Spain is different.

*Los cinco países que más aportan económicamente a la Unión Europea de Radiodifusión – organizadora del certamen – y que por dicho motivo pasan directamente a la final. Son: Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España. Un sistema no exento de críticas, pero quien paga siempre manda y porque en este caso, el tamaño sí que importa.

Eso sí, sin perder nunca de vista la «pasta», con esa doble votación que sigue distorsionado los resultados y quien sabe sí detrás no hay una caterva de hackers liándola. Pero en la época de las consultas populares, no es raro ya que los tiros nos salgan por la culata.

España, con una actuación anacrónica, ñoña y sin el aliño eurovisivo necesario, ha tocado fondo y ha dado una imagen que realmente no nos merecemos ni como país ni como pueblo.

En el mundo de la imagen, de la tecnología, de los efectos especiales y de las reivindicaciones, sacamos al paredón universal del festival a nuestros compatriotas a pelear por un premio y un prestigio con una espada de madera.

Cierto que el sistema de elección ha sido popular, pero no es menos verdad que la parrilla dónde escoger era lo que era: si entras en un restaurante y te dan a elegir entre la caspa y la seborrea, lo mejor es largarse.

Pero lo peor de todo, sin duda, es la falta de promoción exterior, de preparación y de puesta en escena por parte de nuestra televisión pública. Porque Eurovisión es una plataforma mundial, un escaparate internacional que lo ven más de 200 millones de personas. Y no es un producto de consumo interno ni una verbena de barrio.

Portugal tranvía Lisboa
Portugal, un país cercano con grandes encantos, grandes y pequeños, que descubrir.

Por ejemplo, el trabajo del país anfitrión, Portugal, soberbio. Una gala perfecta, aprovechando la presentación de cada canción de la final para promocionar su valioso patrimonio turístico. Tanto y tan bien que te entraban ganas de ir a visitarles ya. Eso es y es para lo que sirve este festival: publicidad, promoción e imagen internacional, pero de la buena.

Con tantos intereses de por medio, ganar es realmente complicado, pero hacer un buen papel con una imagen actual y viva, no lo es tanto.

¿Por qué en España somos tan malos promocionándonos a nosotros mismos? ¿Por qué siempre nos falta rematar, llegar hasta el final? ¿Por qué siempre nos falta una correcta planificación y solemos empezar tarde? ¿Por qué no peleamos seriamente por lo nuestro? ¿Por qué no nos defendemos con opciones?

Un vistazo a nuestra historia: LA LEYENDA NEGRA.

La llamada Leyenda Negra no es realmente historia porque no se basa en hechos históricos. Es más bien una propaganda bien articulada de gran éxito que dura y perdura durante siglos, y que refleja una constante que sí forma parte de nuestra historia: nunca fuimos capaces de defender nuestros intereses más allá de las armas.

La Leyenda Negra
Un libro que desmonta nuestra Leyenda Negra.

En el siglo XVI, en el momento hegemónico hispánico, el mundo protestante – dominador de la propaganda y de la imprenta – sí que supo crear y explotar esa imagen oscurantista, religiosa y fanática que impregnó toda Europa contra el brazo ejecutor del Imperio.

Es el mundo del panfleto como medio propagandístico no exento de exageraciones, distorsiones y de manipulaciones con un fin muy claro: crear un estado de opinión, un imaginario popular contra el enemigo común: nosotros.

¿Y qué se hizo aquí para contrarrestar esa campaña? Realmente muy poco, y lo que se intentó fue mal resuelto, torpe y supuso un gran fracaso, de tal modo que incluso le dimos crédito intentando combatirla.

Una historia que nunca parece terminar.

A pesar de que la investigación histórica rigurosa ha derribado muchos mitos y tópicos, nuestra Leyenda Negra perdura en el imaginario mundial. La imagen negativa de España sigue estando ahí y nosotros, los españoles, seguimos teniendo esa actitud derrotista y de complejo de inferioridad que tanto nos caracteriza y nos lastra.

En una época tal convulsa como el paso de la Edad Media a la Era Moderna, ni fuimos ni más ni menos crueles, fanáticos y religiosos que otros pueblos de Europa.

La hipocresía siempre ha sido una constante de nuestros enemigos históricos, especialmente de los ingleses, como esa forma de disimular y ocultar sus faltas y defectos con los errores y hechos desafortunados de otros. Es decir, de los nuestros.

Publiée par José A. Cantarero sur mercredi 18 septembre 2013

 

Un botón de muestra de como aún perdura, en parte, nuestra Leyenda Negra en el imaginario europeo y esa falta de capacidad tan nuestra de defendernos.

Tras la gran crisis del 2007-2008, España fue incluida dentro de los países denominados PIGS (cerdos), precisamente por algunos medios de comunicación de habla inglesa.

Se puede pensar en un término ocurrente y espontáneo, pero no fue así. Fue un acto deliberado de propaganda, que disparó nuestra prima de riesgo, y fue una forma de desestabilizar nuestro país con la finalidad de desviar la atención sobre los problemas domésticos de otros, formando un muro de contención.

Y lo peor de todo fue como esa calumnia y difamación caló rápidamente entre la sociedad de esos países y empezaron a aparecer los fantasmas del pasado.

Otro caso también bastante reciente e ilustrativo fue lo ocurrido durante el mes de mayo del 2011 con la llamada «crisis del pepino español». Sin las pruebas y los contra análisis obligatorios, se acusó falsamente a los productores nacionales de ser los responsables de la puesta en el mercado de un producto contaminado con una peligrosa cepa bacteriana intestinal, la cual había causado ya varias muertes.

Sí bien aquí se actuó de forma rápida gracias a los protocolos establecidos y dentro del marco de la Unión Europea, la ligereza de acusar gratuitamente de todos los males a los de siempre, denuncia cierta aversión que subyace en el subconsciente de nuestros socios de más allá de los Pirineos.

Luego, tenemos el caso dieselgate, de los motores trucados de Volkswagen, pero claro, no es lo mismo.

Ahora exactamente 100 años, se nos colgó el sambenito de la gigantesca infección vírica mortal que mató a más personas – incluso a animales – que las dos guerras mundiales: es la conocida comúnmente como gripe española. Mató entre 50 y 100 millones de personas. Siendo localizado el paciente 0 en Estados Unidos, para cuando llegó a España, ya había miles de víctimas en otros países. Pero lleva nuestro nombre. En fin.

No sabemos ni vendernos ni defendernos.

En muchos casos tenemos de entrada un gran producto. En otros, gastamos ingentes cantidades de tiempo y de dinero en crear y fabricar artículos de gran calidad. En ocasiones (pocas) inventamos y participamos de patentes relevantes. Tenemos la capacidad y el ingenio de hacer bien todo el proceso… excepto rematar la faena, porque llegado el momento de la verdad, pecamos de cutres.

 

Estrategia.
Es básico tener una estrategia comercial a largo plazo.

Pensando que nuestro producto se venderá solo y que literalmente nos lo quitarán de las manos, no somos capaces de planificar una buena estrategia comercial e invertir en el proceso de la venta.

Un material promocional inexistente o escaso, una baja presencia en internet, una participación en ferias con escasos metros y en stands apiñados, unos comerciales mal preparados y poco cualificados, escaso dominio de idiomas… Pensemos por un momento en el conocido caso del aceite español comercializado por los italianos.

Con una gran estrategia promocional y publicitaria a largo plazo de nuestros productos y marcas, con una buena contrapropaganda rigurosa para poner negro sobre blanco nuestro pasado histórico, con una potente presencia en los organismos decisorios internacionales, incluso con una gran difusión de un truño de canción como la presentada en Eurovisión 2018, los resultados siempre serán mejores.

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POLÍTICA, TITULITIS Y POSTUREO.

postureo

Tras el reciente y bochornoso descarrilamiento de la política de la melena rubia, debemos de tener varios puntos muy claros: a como está el pescado, quien lo vende y lo podrido que está.

Me remito a la confidencia reveladora de un conocido y experimentado político de la escena granadina:

«Amigo, no lo dudes: los del otro partido son meros adversarios a los que te enfrentas cada cuatro años, porque los enemigos, los verdaderos, los tienes dentro de tu casa.»

«Son aquellos con los que convives, te sientas en la misma mesa y compartes gran parte de tu existencia durante todo el año. Pero también son todos esos que, sin reparar en traiciones y cambiando de bando según sople el aire, luchan sórdidamente por el poder y por el control de las personas y de sus voluntades.»

«Porque ser político y a la vez honesto, es realmente muy difícil.»

política y traición
En política ten especialmente cuidado con tus «amigos»: vigila bien tus espaldas.

Aquí, el que más y el que menos, sí ha tenido el cuajo para aguantar, ha sufrido el zarpazo de sus compañeros de siglas.

Hace pocas semanas, en el trayecto de vuelta del AVE entre Madrid y Alicante, tuve como acompañantes, compartiendo coche, a los conocidos políticos Josep Borrell y Eduardo Zaplana.

La conversación entre antiguos y agrios adversarios en la arena de los escenarios públicos, nada tenía que ver ni sospechar al menos sobre la aparente buena relación entre ambos. ¿Por qué no? Saludo afectuoso, amabilidad, sonrisas y chascarrillos en la comodidad y relax que permite ese maravilloso invento que es el tren. Y porqué negarlo, también por el hecho de tener la vida resuelta por la obra y gracia del sufrido pueblo español.

Retrospectivamente, seguro que el Sr. Borrell lo tuvo bastante más crudo y tempestuoso cuando los suyos le hicieron el vacío y un traje a medida en su corto periplo como jefe de su partido, cuando las bases lo escogieron (sin permiso del aparato político) para enderezar la nave a la deriva. Mala jugada y peor ejemplo en ese paripé democrático que fueron (y son) las primarias.

romanosRoma nunca paga a traidores.

A nuestra política madrileña del caso, simplemente la han pillado con el carrito del helado.  Apostó fuerte y quiso sobresalir, quizá destacar demasiado, escalar rápidamente… pero se topó con los suyos, con todos aquellos de la vieja guardia que se sentían traicionados. Porque hacer limpieza dentro de casa, cuando la roña añeja forma ya parte del mobiliario, es muy difícil.

Que haya falseado su CV (sin necesidad alguna), está mal, siendo esta una práctica bastante común sí analizamos cuatro perfiles de conocidos en nuestras redes sociales, especialmente en Linkedin. Creo que los expertos llaman a esta técnica «trabajar y edulcorar el perfil».

Que haya robado en un comercio, es bastante peor, pero que tire la primera piedra el que esté completamente libre de pecado, del tipo que sea.

De lo malo, siempre está lo peor.

Tanto lo uno como lo otro está mal, y no es justificable, pero el mensaje bien alto y claro que hemos recibido es saber de que está hecha esa calaña que literalmente la han echado al pie de los caballos, en un acto de postrera venganza. ¡Vaya con el fuego amigo! ¿Y éstos son los que nos pretenden seguir gobernando en el futuro?

Todo un montaje propio de una serie de ficción como Juego de Tronos. Pero eso sí, sin sangre borbotando a raudales y poniéndolo todo perdido, que acabar físicamente con el adversario político está muy mal visto en estos tiempos.

Lo malo de todo esto es que, mirando hacia un lado y hacia el otro, no hay nada nuevo bajo el sol: tenemos a la vieja política a la que le cuesta horrores modernizarse, y a la nueva que cada vez se parece más a la antigua.

la nada política
La mentira, la imagen montada a medida y la nada, son un arma de doble filo. Cuídate.

Cuando la fuerza de la imagen lo es TODO… o eso parece.

Quien acuñó el término POSTUREO ciertamente acertó de pleno. En un mundo dominado por la fluidez y la amplificación de la imagen gracias a la tecnología, el «parecer ser» prima sobre «lo que realmente se es.» O al menos eso intenta.

Tener públicamente una actitud artificiosa, bien por conveniencia, bien por una búsqueda de autoestima o por simple presunción, es lo más habitual.

Terreno exclusivo no hace mucho tiempo de famosos y de personajes públicos, hoy ese poder y esa capacidad están al alcance de cualquiera, especialmente cuando cada uno de nosotros, a título personal, tiene la facultad de describirse así mismo.

Y es entonces cuando se mezcla la verdad con la mentira y, en muchas ocasiones, con el deseo. Porque en la red, en la distancia, se puede ser ese que deseas realmente ser.

Hurgando entre las redes sociales más utilizadas, podemos comprobar cómo el efecto Cifuentes no es ajeno a personas mucho más cercanas a nosotros.

De un buen amigo, próximo e intimo, me enteré por la red que había trabajado en una conocida entidad deportiva y que además había sido universitario. Y yo, tras tantos años de amistad, ni me había enterado. ¿Caso de modestia por su parte o de torpeza de la mía?

A nivel profesional, entré en el perfil de uno de mis compañeros de trabajo, uno de los más recientes. Estando mesa con mesa, me sorprendió una serie de aptitudes que decía poseer y que, de momento, curiosamente permanecían ocultas desde hace meses. Supongo que estaba ante otro caso de modestia.

Ante mi pregunta de como había confeccionado su perfil profesional, tranquilamente me indicó que había seguido los consejos de un amigo para montar una imagen laboral ganadora: una buena foto profesional con una corbata que nunca se pone y adornando su CV con ese tipo de aptitudes generalistas que tanto agradan a los reclutadores.

O como ocurre en el caso cada vez más habitual de basar nuestras elecciones en las opiniones dejadas en la red de gente que no conocemos, como cuando decidimos ir a comer o no a un restaurante determinado.

dominar la tecnología.
Conocer y dominar la tecnología forma parte del entorno y del presente. Hazlo bien.

Para una empresa de servicios ya es tan importante o más tener en nómina un buen milenial digital, que le promocione y le posicione bien en la red, como esmerarse en prestar un correcto servicio buscando la perfección y la excelencia. De ahí imagino viene la coletilla que aparece en algunos sitios web que destaca «opiniones basadas en comentarios reales». No diremos más.

Al final, como en todo, la culpa no es de la tecnología si no del uso que le damos, de nuestras intenciones y de lo que buscamos transmitir gracias a ella. Y cuando la verdad llega poderosa martillando la mentira, también la amplificación de la vergüenza es instantánea, gigantesca y demoledora.

Y si no, que se lo digan a la política descabezada sin piedad.

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LAS GENERACIONES: DEL PASO DE LOS NÚMERO A LAS LETRAS.

generaciones

No hace tanto tiempo que se etiquetaba las diferentes generaciones según las décadas. Meros guarismos de dos cifras al servicio de esa manía que tenemos los humanos de clasificar todo buscando un cierto orden dentro de nuestro caos.

De esta forma, se hablaba de la década de los 60, de aquella otra de los 70, más tarde de los 80, 90… Ahora que somos más cool, estudiosos y reflexivos, la tendencia es clasificar las mismas con letras.

Está claro que nada es finalmente inamovible a los cambios, y más en estos tiempos.

Así, escapamos libre y sabiamente del corsé que suponen los números redondos, que como tales quedan muy ilustrativos, pero no dejan de intentar ser meros cercados que intentan poner puertas al mar, cuando generalizar sobre este asunto es tan problemático que no existe una unanimidad total, incluso entre los expertos*

*La mayor parte de las clasificaciones toman como base estudios americanos y europeos sin más. Por este motivo, hemos aplicado para España un ligero efecto retardo de unos cinco años, como forma de adaptar los números a ese nuestro retraso habitual con relación a los países más avanzados, especialmente en los periodos más antiguos.

Poner barreras físicas o invisibles a modo de muro separador es imposible, pero por algún lado hay que empezar, aunque sea únicamente por permitir el debate y la discusión entre nosotros.

Cada generación posterior es un fruto maduro de su inmediatamente anterior, y ésta a su vez será la madre y semilla de la venidera, y son tales sus matices compartidos y su mutua dependencia entre todas ellas que, separar utilizando límites, sería una tarea baldía a la par que injusta.

En todo caso, correremos el riesgo y el atrevimiento de hacer nuestra propia clasificación y aporte individual según nuestra propia apreciación, a sabiendas de la existencia de estos límites imperfectos y de la libre interpretación de cada cual, según sea su mentalidad y su propia experiencia.

Porque participar significa ser visible, poder equivocarse y crecer en la diversidad de la discusión.

MY GENERATION

Y TÚ, ¿A QUÉ GENERACIÓN PERTENECES?

CUANDO PERTENECES A LA GENERACIÓN «i»

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