Ayer tarde, encerrados en casa a cal y canto como toca, mi mujer y yo visualizamos el film «CONTAGIO», una película de ficción del 2011 cuyo argumento narra el inicio, el desarrollo y el fin de una pandemia vírica sin precedentes a escala planetaria.
A su término, le pregunté a ella qué le había parecido. Y su rostro sombrío lo decía todo. Ello y sus palabras: «Papá, es tal cual está pasando ahora. Es como formar parte de una historia real»
Dejando de lado la parte más catastrofista – que esperamos no alcanzar aquí – el film cuenta varias historias paralelas con las que cada uno de nosotros nos podemos identificar en estos días aciagos.
Y vemos como, en momentos críticos, el ser humano se comporta como lo que es, sacando lo peor de si mismo, pero también lo mejor de cada uno de nosotros. Generosidad vs egoísmo. Desde la doctora que da su vida en el film – representada por una magistral Kate Winslet – pasando por el sálvese quien pueda de todo tipo, hasta llegar al sinvergüenza de turno, papel a cargo de Jude Law.
Héroes, villanos y víctimas como en nuestro propio trama de hoy en el día a día.
Personal sanitario, fuerzas armadas y de seguridad, transportistas, trabajadores que siguen acudiendo a su puesto… TODOS AQUELLOS QUE SE ARRIESGAN POR EL RESTO, POR TODOS NOSOTROS.
Y luego están los politicuchos, los periodistas apesebrados, algunos científicos de medio pelo y la gente irresponsable de mal vivir, que lo mejor que pueden hacer es quitarse de enmedio y no molestar.
Es decir, como en la vida misma, pero en un perfecto directo, EL NUESTRO, cuando el miedo es incluso peor que la realidad.
CUESTIÓN DE NÚMEROS: LO QUE LA MEDIA VERDAD ESCONDE

Tras la película y echando un vistazo a los datos y a las cifras conocidas sobre las consecuencias del dichoso virus en España, las conclusiones básicas son: falta mucha información fiable y, sobre todo, que aún sabemos bastante poco. O eso, o solamente conocemos lo que nos quieren contar. Por aquello de no alarmar más, supongo.
Por lo tanto, no queda otra que sacar nuestras propias conclusiones. Voy a confrontar los números publicados ayer sábado de Madrid con los de mi comunidad, Valencia, teniendo, además, en cuenta el número de habitantes de cada una.
De todos los datos manejados (número de infectados, curados, pruebas realizadas, información por país…), el único real y triste es el de los fallecidos. Y de este penoso número podemos extraer varias deducciones:
- Que el nivel de letalidad de Madrid es de casi el 9% y el de Valencia de algo más del 3,5%.
- Que el virus tiene en Madrid una incidencia 10 veces superior que en Valencia.
- Teniendo en cuenta informaciones más fiables, como es el caso de Corea, que nos lleva adelanto de tiempo y de medios (sobre todo en número de pruebas), siendo la letalidad allí en torno al 1%, ello significa que el número de contaminados en Madrid debe de rondar los casi 100.000 y nos los 9.000 publicados.
- Obviamente, ni en Valencia, ni en Corea, ni en otros lugares son más inmunes, ni más altos ni más guapos que nuestros paisanos madrileños. Lo que sí que indica es que se trata del gran foco que no se ha controlado en un primer momento y que ha actuado como una gran centrifugadora al resto de España.
RESPONSABILIDADES Y CULPAS
Las redes sociales echan pestes y lindezas de cómo se está llevando toda esta situación. Así, es fácil ser profeta a tiro pasado. Pero a muchos comentarios no les falta razón. Y junto con el derecho a la pataleta, existe una gran indignación bien justificada de como se están llevando a término algunos aspectos de esta gran crisis.
Este gobierno no ha estado a la altura. Eso es evidente. Y es muy posible que si hubiera sido de otro signo político, hubiera cometido los mismos errores u otros peores. Pero la realidad es la que es, y la gente que nos manda ahora es la que hay ahí, y no otra. De este modo, ellos son los responsables.
Por lo tanto, sobre ellos recae la gran responsabilidad (porque irresponsables ya han sido un motón) de sacarnos adelante y de liderar la salida de este oscuro y empinado tunel.
Les costará el tipo en el futuro. No puede ser de otra forma, pero al menos que tengan la dignidad de asumir el reto y dejar las cosas de comer realmente en manos de todos aquellos que saben del tema.
Mientras tanto y recordando un poco al gran escritor francés Émile Zola en el caso del alegato a favor del capitán Deyfrus, quiero aportar mi granito de arena, en:
YO ACUSO…
A nuestro presidente, por incapaz y felón. Por no estar a la altura en ningún momento y por rodearse de la peor canalla política posible con tal de gobernar. Por pusilánime y no coger el toro por los cuernos. Por no ser un gran estadista como se esperaba de él, como obviamente no lo es, así viva cien años.
Al vicepresidente y su pareja, por impresentables y falsos. Por solo hacer caso a su particular librito rojo y ninguno a todas las advertencias recibidas para evitar grandes aglomeraciones. Por su mal ejemplo, saltándose las normas que pretende imponer al resto. Qué caiga sobre su chepa, ya de casta, la pesada carga que los años y la historia nunca separará de su nombre.
Al ese doctor experto y consejero con aspecto de mochuelo, por infame y por mentiroso. Por ser tan poco profesional y la mascota dócil de su amo. Por decir hasta hace cuatro días que estaba todo controlado y que únicamente se daría algún caso puntual. Si tuviera el menor atisbo de vergüenza y dignidad, hubiera presentado su dimisión. Pero es mucho pedir.
YO ACUSO TAMBIÉN A…
A las señoras ministras y sus mariachis, algunas de ellas desaparecidas en combate, por sectarismo e intentar dividirnos promocionando su credo particular, promoviendo y lanzando a sus compañer@s a la calle, verdadero acelerante de este gigantesco incendio a nivel nacional. Da igual el signo político y el motivo: sólo estamos hablando de hechos. ¿Dónde andarán? ¡Qué el peso de la historia también caiga sobre ell@s!
Al molt honorable president, por oportunista y bufón deshonesto. Por intentar sacar tajada de todo este asunto con ese aspecto de cómico segundón que le persigue a todas partes. Fiel seguidor de la voz de su amo.
A todos esos politacastros regionales, por hacernos creer hasta el último momento que se iban a celebrar nuestras Fallas, la Semana Santa y demás. Por promover aún más la ruina de uno de nuestros motores económicos esenciales: el turismo.
A todos esos políticos de la oposición, porque piensan que sus apellidos españoles (o no tanto) les salvarán del malvado virus. Disculpas aceptadas.
Y a todos esos malos ciudadanos que, con una absurda picaresca y falta de rigor, son unos insensatos y devalúan el gran esfuerzo personal que estamos haciendo la mayoría. Personas, incluso mayores, que están en el súper comprando sin guantes y tocándolo todo; perros con agujetas de tanto salir; gente paseando la bolsa del Mercadona, para disimular… Temerarios todo ellos y con una alarmante falta de sentido común.
YO ADMIRO…
A todo el personal sanitario, por dejarse la piel y arriesgando la vida por cuidarnos. Por estar ahí, en primera línea de combate, estando muchos de ellos en precario y mal pagados. Por soportar situaciones extremas que no podemos ni imaginar. Así nos disloquemos las manos aplaudiendo todos los días a las 20:00 para agradecer vuestro titánico e impagable esfuerzo, estando lejos de vuestras propias familias.
A todos los dependientes de las farmacias, supermercados y ultramarinos, por darnos medicinas y de comer. Por estar ahí, también en primera plana, atendiendo a gente sin guantes y sin mascarillas, con la mejor de la sonrisas posible durante toda la semana.
A todos los miembros de las fuerzas de seguridad del cuerpo que sea, por estar ahí echando un cable, informando y controlado a todos esos cafres que no se dan por enterados. Por montar hospitales de campaña y poner a nuestro servicio esos grandes recursos que ahora necesitamos.

YO ADMIRO TAMBIÉN A…
A todos los transportistas, esos grandes olvidados (como mi cuñado) por tener el ánimo de llevar y traer todo aquello que necesitamos para que nuestra calidad de vida se mantenga lo mejor posible. Por aceptar que su vivienda es esa diminuta cabina de su camión. Por soportar lo insoportable.
A todos esos agricultores y ganaderos, que a pesar de sus protestas, están ahí dando la cara, fumigando calles y llenando nuestras despensas.
A todos nuestros valiosos y maltratados investigadores, muchos de ellos anónimos, por dejarse literalmente la vista en esa carrera contrarreloj por buscar una cura cuanto antes. También mal pagados y en precario. Lo sé de muy buena tinta.
Y a todo aquellos que seguimos trabajando y asistiendo a nuestro puesto, por intentar mantener el pulso económico del país y ayudando en todo aquello en lo que podemos. Por intentar que nuestra familias noten lo menos posible el cambio.
A todos ellos, mil gracias.
PARA CUANDO LLEGUE LA RESACA
Todo pasará, y tras la fuerte tormenta, llegará la tranquilidad y el momento de valorar los daños, que no serán pocos, pero si duraderos.
Habrá un antes y un después, no cabe duda. Nuestra visión del entorno cambiará totalmente, así como nuestros valores y sentimientos.
Aprenderemos a tener una visión distinta de nuestro mundo material, de poner en valor lo que realmente es importante y descartar los superfluo e innecesario.
Las prisas darán paso a la sensatez y a la seguridad de que lo importante es llegar y no estrellarse sin sentido.
Se echarán por tierra esas falsas necesidades que no lo son y aprenderemos a vivir de otro modo, valorando todo aquello que tenemos, especialmente las cosas sencillas que nos hacen realmente felices.
