La Región italiana de la Emilia-Romagna encierra grandes sorpresas.
Como parte final de nuestra placentera y bucólica estancia en la vecina Toscana, decidimos finalizar este viaje a Italia en la vecina Emilia-Romagna. De hecho, nuestro vuelo directo hasta Alicante partía precisamente desde Bolonia, su capital.
Por otro lado, lo cierto es que tenía otros intereses. Empujado por esa pasión personal por la historia y el arte, deseaba conocer y ver con mis propios ojos los mosaicos bizantinos de la monumental ciudad de Rávena, cerca de la costa, dónde los secretos mejor guardados están precisamente dentro de sencillas edificaciones sí las comparamos con todo lo visto hasta ahora.
Día 8, 13 de setiembre.
CASTELVETRO DE MÓDENA.
La cuna del afamado vino Lambrusco Grasparrossa, con denominación de origen protegida.

Desde Florencia tomamos camino hacia la localidad de Castelvetro de Módena, dónde teníamos el siguiente alojamiento. Tardamos en llegar una hora y media aproximadamente.
Buenas carreteras y mejor visión del paso por esa frontera natural que separa a las dos regiones que son los Apeninos Septentrionales en un día ligeramente lluvioso.
Tras el tute de todos los días precedentes, nuestra idea era tomarnos la parte final del viaje en plan relax. Para ello nos alojamos en el Agriturismo Opera 02, (en la pedanía de Levizzano) y puedo afirmar, sin lugar a dudas, que fue la mejor elección en cuanto a hospedajes de todo nuestro recorrido.

Un lugar en plena naturaleza sencillamente genial. Las instalaciones en muy buen estado y la comida, espectacular. Pero, con diferencia lo mejor de lo mejor, esas vistas maravillosas desde la habitación dúplex que reunía todas las comodidades posibles. Un total acierto que aún mantengo en la retina.
Desde una amplia balconada de piedra, estábamos a pie de unos viñedos que trepaban por la suave colina en perfecto orden de revista. Una visión panorámica plácida que nada tenía que envidiar a las vistas en la Toscana.
Curiosidad. Las habitaciones tienen nombres personalizados y para llegar a ellas hay que pasar por delante de la bodega dónde se almacena la producción propia del «aceto balsámico de Módena».
Día 9, 14 de setiembre.
RÁVENA.

Llegamos a la deseada Rávena tras una hora y media de viaje. Y empezamos con nuestro plan de visitas, buscando esos modestos edificios con grandes tesoros dentro. Esos coloridos mosaicos con escenas y personajes con un detalle asombroso.
Curiosidad. Rávena fue, entre el siglo V y el VIII, la última capital del Imperio romano de occidente, la capital del reino ostrogodo de Italia y el centro del poder bizantino en Europa. De ahí su increíble patrimonio de mosaicos que se puede contemplar en los ocho monumentos bizantinos y paleocristianos declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO en la ciudad. Lugares imprescindibles que ver en Rávena.
Especial interés tanto monumental como histórico, es el mausoleo de Gala Placidia.
En Rávena está todo cerca y caminar por sus calles es toparse con vestigios históricos casi al doblar cada esquina.
El tipo de arte que veremos allí no tiene parangón en ninguna otra parte de Italia y nos llevará a esas imágenes del pasado del Imperio Bizantino.
Tomamos una modesta comida en la Piazza del Poppolo y visitamos varios comercios especializados en la venta de souvenirs basados en los mosaicos.
Día 10, 15 de setiembre.
MARANELLO.

En nuestro último día en Italia, realizamos una visita relámpago matinal a Maranello, la patria de la firma automovilista Ferrari.
A tan solo 10 minutos del hotel, nos dejamos guiar brevemente por el ambiente del motor y de un lugar donde el «Cavallino Rampante» y el color rojo lo impregna todo.
Un lugar idóneo para los amantes del mundo del motor y para los incondicionales seguidores de la «Scuderia».
Curiosidad. La región de la Emilia-Romagna es una de las más ricas de toda Italia. La industria del motor escribe aquí sus mejores páginas en torno a firmas tan reconocidas como la ya mencionada Ferrari, pero también con nombres no menos relevantes como Lamborghini, Maserati y Ducati. Pero también gracias a una potente industria agroalimentaria de primer orden, con productos de gran prestigio como los vinos Lambruscos, los quesos parmesanos y grana-padanos, la mortadela de Bolonia y el afamado vinagre balsámico de Módena. Gente muy capaz y emprendedora, pero que como buenos italianos, han sabido promocionar muy bien sus productos dentro y fuera de Italia.

Tras preparar el equipaje, dejamos el agroturismo con cierta pena, devolvimos nuestro coche de alquiler, ese compañero necesario de viaje, y tomamos nuestro vuelo de regreso a España, con el firme deseo de volver cuanto antes.
